Vivir es una fuente de estrés permanente. Sin estrés no hay ni movimiento, ni cambio, sin estrés no podríamos progresar ni superar las dificultades, estaríamos indefensos e inapetentes. Estrés y felicidad forman parte de la vida y es necesario buscar el equilibrio constante entre lo que menos nos gusta y los momentos de felicidad que también surgen. Pero si el estrés no desaparece nunca, sí debemos y podemos aumentar nuestra resiliencia, armarnos de los recursos para afrontar las cosas que vienen “mal dadas”, es decir, utilizar nuestra capacidad de adaptación sabiendo manejar el estrés y disfrutando de los momentos de felicidad. Este libro, de la mano de una psicóloga experimentada, muestra cuáles son esos recursos y cómo utilizarlos para manejar el estrés y disfrutar de esos períodos de felicidad que, precisamente un estrés sin control, nos impide vivirlos plenamente.